La deficiencia de vitamina A: un problema de salud pública aún no resuelto
En la actualidad, la deficiencia de vitamina A se considera una de las deficiencias más frecuentes de micronutrientes en todo el mundo, afectando principalmente a los niños en los países en vías de desarrollo. La diferenciación celular es un proceso necesario a lo largo del ciclo vital que requiere de la forma activa de la vitamina A y que cobra relevancia en las etapas de rápido crecimiento especialmente durante los primeros 1000 días de vida. La causa más común que da origen a esta deficiencia nutricional es un consumo crónico deficiente de la vitamina, característico de una alimentación habitual en la que no se incluyen adecuadas proporciones de alimentos que contengan principalmente a la vitamina preformada, como el hígado, la leche, el queso, los huevos o los productos alimenticios fortificados. Los precursores de la vitamina A presentes en los vegetales y las frutas son fuentes alternativas aunque de menor biodisponibilidad.
La ceguera es la consecuencia más importante y prevenible de la deficiencia de vitamina A y es la resultante de una serie de alteraciones en la diferenciación celular que se producen en la retina. Sin embargo, la deficiencia subclinica de vitamina A que puede ser muy prevalente se refleja con otras disfunciones como una alterada movilización del hierro y por lo tanto mayor prevalencia de anemia, impacto en el sistema inmunitario lo que condiciona un aumento de la morbimortalidad por infecciones, y en los niños, disminución en la tasa de crecimiento.
Los programas de educación alimentaria, tendientes a mejorar la disponibilidad y la ingesta de la vitamina A promoviendo la diversificación de la dieta y estimulando el consumo de alimentos locales que aporten a la vitamina o la provitamina son ejemplos de intervenciones que se han llevado a cabo en distintos contextos geográficos para reducir la deficiencia. Otra alternativa para aumentar la ingesta dietética de vitamina A es a través de la fortificación de un alimento básico o un condimento, estrategia empleada en América Central y del Sur, donde el azúcar comenzó a fortificarse con vitamina A hace ya tres décadas. Aunque otros alimentos como aceites, margarina y cereales, té, fideos instantáneos, salsa de pescado, yogur y sal también se han fortificado con vitamina A y han sido empleados en estudios de intervención como medidas alternativas para combatir la deficiencia en los grupos vulnerables, su puesta en marcha en escala nacional es poco frecuente. Otra opción recomendada en situaciones particulares es la prescripción de suplementos que aporten la vitamina o la provitamina. El impacto en términos de disminución de la morbimortalidad asociada a la deficiencia de la vitamina A luego de la puesta en marcha de estas posibles líneas de intervención es controvertido y la deficiencia aun sigue siendo motivo de preocupación.